Alberto Naudon

El negocio de los bancos, espejo del dinamismo de la economía

Por: Alberto Naudon | Publicado: Martes 20 de mayo de 2014 a las 05:00 hrs.
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Una de las caras más deslucidas de la discusión en torno a la reforma tributaria ha sido el sinnúmero de frases “para la galería” que defensores y detractores de la iniciativa han lanzado. Desde el video del gobierno que acusa a los que critican la reforma de ser “los poderosos de siempre”, hasta la idea de que estos cambios están “sembrando la semilla de la próxima crisis financiera”. En esta línea, una de las últimas ideas que ha estado dando vuelta en la opinión pública es que la reforma tendría un impacto positivo en las instituciones financieras y bancos.

La verdad es que la reforma, en los términos aprobados en la Cámara de Diputados, está lejos de ser una buena noticia para los bancos. En primer lugar, al igual que otras empresas, los bancos serán afectados por el aumento de 20% a 25% del impuesto de primera categoría y por el 10% extra de retención, medidas que afectarán negativamente los flujos disponibles para inversión y al capital de los bancos, restringiendo el crédito y encareciendo el financiamiento. Es importante recordar que hoy los bancos ya pagan aproximadamente un 10% más impuestos que otras actividades por su aporte a la Superintendencia de Bancos.

Segundo, varios otros negocios del ámbito financiero en que los bancos participan a través de sus filiales se verán afectados negativamente. Por mencionar algunos, la eliminación de incentivos al ahorro, por ejemplo el 57bis, limitará el crecimiento de industrias como los fondos mutuos, mientras que la eliminación del crédito a las contribuciones y el grabar con IVA el contrato de leasing inmobiliario afectará negativamente este negocio.

Por último, y probablemente más importante, si bien es difícil estimar con precisión la intensidad de los efectos, hoy pocos niegan que la reforma tributaria terminará reduciendo la inversión y el crecimiento de la economía, que son el motor del negocio de los bancos. En efecto, las estimaciones del menor crecimiento en el mediano plazo fluctúan entre 0,5% y 1,5%, lo que podría significar un menor crecimiento de las colocaciones de entre 1% y 3% en términos reales.

La reforma no solo afectará el crecimiento de las colocaciones, sino que, al forzar a muchas empresas a recurrir a mayores niveles de deuda y al reducir sus flujos de caja, también aumentará el riesgo de las mismas, lo que eventualmente hará que las provisiones aumenten, encarecerá el monitoreo y alejará a los bancos de nichos que en otras circunstancias habrían sido un lugar natural de expansión, como son las empresas pequeñas.

Para ser claro, no quiero decir que la peor parte de los efectos negativos de la reforma se la van a llevar los bancos; muy probablemente, en un contexto de mayor demanda por fondos y de menor ahorro nacional serán las empresas medianas y pequeñas las que verán más comprometidas sus posibilidades de crecimiento. Pero, al menos en este caso, la desdicha de algunos no es la alegría de otros. Creer que los bancos se beneficiarán de un contexto de menor dinamismo de la inversión y del crecimiento es no entender que el negocio de los bancos es el espejo de la economía; cualquier cosa que dañe su dinamismo, también daña las perspectivas de crecimiento de la banca.

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